Los orígenes del escultismo

Robert Cecil Stephenson Smith Baden Powell nació en Londres en 1857 y era nada menos que el hermano número siete de una familia numerosa. Siempre hablaba de lo feliz que había sido en su infancia, corriendo aventuras con sus hermanos. «La mejor época de mi juventud fue cuando recorrí el mar en un bote de vela con cuatro hermanos», solía decir.

En 1897 ingresó en el ejército inglés y dedicó la mayor parte de su vida a luchar, como soldado al principio, y dirigiendo operaciones militares mas tarde. Él dijo: «el nombre de escultismo no tiene significación militar, no pretendamos hacer soldados de nuestros muchachos» . Pero lo cierto es que son bastantes los aspectos que Baden Powell tomó del ejercito cuando más tarde «diseñó» esa nueva pedagogía que hoy llamamos «escultismo» : las técnicas de supervivencia en la naturaleza o la palabra misma de «scout» que quiere decir explorador, son dos ejemplos de esto último. En una campaña militar en el desierto, se vio asediado en una ciudadela con muchas bajas entre sus hombres y sin tiempo a esperar refuerzos. Para poder salir de la situación tuvo que hacer uso de todos los hombres que pudo, incluso de los «enlaces», que se ocupaban de llevar los mensajes de un lado a otro de la ciudadela; Para sustituirlos, empleó a adolescentes de allí, que tomaron esa responsabilidad como un orgullo, y como una aventura; Esta experiencia fue lo que le convenció de que la mejor forma para educar a los jóvenes era mediante el juego y la toma de responsabilidades.

A principios de siglo publicó un libro, «Ayuda al Escultismo» que fue leído y seguido las sugerencias dadas por él en su libro por gran cantidad de jóvenes. ¿ Pero qué movió a Baden Powell a fundar nuestro movimiento ? . Para empezar, estaba convencido de que, para conseguir un mundo mejor, era necesario formar al futuro del mundo, es decir, a la juventud para que fueran personas felices. Tenía la firme creencia de que el peor mal que rodeaba a la juventud era el aburrimiento y lo que él proponía era formarles mediante cosas que a ellos les gustaban y les divertían. «Me divertí tanto en esa clase de vida que pensé, ¿por qué no a los jóvenes?» .

En 1907 se fue con veinte muchachos a una isla de Inglaterra para llevar a cabo un experimento. Baden Powell vio como esos muchachos disfrutaban con los juegos y aventuras que él les proponía. Aventuras en las que cada uno de los muchachos tenía su papel e importancia. Al año siguiente publicó su libro «Escultismo para Muchachos» en artículos quincenales. Siguiendo con esta experiencia surgieron los primeros grupos scout que llevaban una pañoleta en triángulo al cuello «que sería muy útil en el caso de hacer vendajes si se produce una emergencia» .

El escultismo se fue extendiendo en el mundo por dos sencillas razones: Respondía a las inquietudes y gustos de los jóvenes. Porque tenía un fondo teórico sencillo y muy importante: Busca un mundo más humano, haciendo de cada muchacho una buena persona. Estas dos razones las explico él de esta forma: «Os daréis cuenta de que el objeto de convertiros en scout no es solamente para correr aventuras sino que, como los guardabosques o los exploradores, os estáis preparando para ser útiles a vuestro país y poder ayudar a vuestros semejantes cuando os necesiten» . En 1916 escribió su manual para lobatos que fue publicado en 1918. En 1920 se celebró el primer Jamboree Internacional (reunión mundial de Scouts) en Olympia y al final de él, Baden Powell fue aclamado Jefe Scout Mundial. Baden Powell murió en 1941 y ya entonces había tres millones de scout con su pañoleta al cuello. Es famoso y relativamente conocido que antes de morir el que fuera fundador de los scout escribió su último mensaje, dirigido a los muchachos a los que tanto quiso:

Queridos Scouts:

Si alguna vez habéis visto la obra de “Peter Pan”,
recordaréis cómo el jefe de los piratas estaba siempre haciendo su último
discurso de despedida por temor de que, posiblemente, cuando llegara la hora en
que habría de morir, no fuera a tener tiempo para darlo a conocer. Así
me sucede a mí, y aún cuando no me estoy muriendo en este momento, esto tendrá
que suceder uno de estos días, y deseo deciros una palabra de despedida.
Recordad: esta es la última que oiréis de mí, por lo tanto, meditadla.

He tenido una vida muy dichosa, y deseo que todos vosotros tengáis
también vidas muy dichosas. Estoy convencido de que Dios nos ha puesto en
este mundo maravilloso para que seamos felices y gocemos de la vida. Pero
la felicidad no proviene simplemente de la riqueza, ni de tener éxito en la
carrera, ni dándose uno gusto a sí mismo. Un paso hacia la felicidad es
hacerse uno sano y fuerte cuando es niño, para poder ser útil y así poder gozar
de la vida cuando se es hombre.

El estudio de la naturaleza os enseñará cómo Dios ha llenado
de cosas bellas y maravillosas este mundo para que lo puedan gozar. Estad
satisfechos con lo que os haya tocado y sacad de ello el mejor partido que
podáis. Ved siempre el lado bueno de las cosas y no el malo.

Pero la verdadera manera de obtener la felicidad es haciendo
felices a los demás. Tratad de dejar este mundo en mejores condiciones de
como lo encontrasteis; de ésta manera, cuando os llegue la hora de morir, podréis
hacerlo felices porque, por lo menos, no perdisteis el tiempo e hicisteis cuanto
os fue posible por hacer el bien. “Estad listos” de ésta
forma, para gozar de una vida dichosa y morir dichosos: aferraos a su Promesa
Scout siempre, aún cuando hayáis dejado de ser muchachos. Que Dios os
ayude a hacerlo así.

Vuestro amigo, B.P.